Las temporadas futbolísticas se pueden cerrar solo de tres formas: triunfando, fracasando y como el Fútbol Club Barcelona.
El pasado sábado 7 de Junio, teniendo como principal testigo a la capital germana, los azulgranas levantaron (a mano de Xavi Hernández) su quita Copa de Europa y el tercer título de esta temporada. Berlín no solo atestiguo a un equipo que con gran fútbol conquistaba el trébol Europeo; también fue cómplice del primer equipo que en toda la historia del balón pie lo ha conseguido por segunda vez.
Un triplete consta de un combo compuesto por la Liga nacional, la Copa nacional y el máximo título continental. Tres copas resumidas en una palabra que se dice fácil y se pronuncia rápido a comparación de lo que realmente conlleva estampar junto al escudo una condecoración «non plus ultra». Llegar a esta máxima cuesta futbolística requiere de un equipo lleno de determinación, con fuerza física, solidez mental, auto exigencia y sed de elevar su fútbol cerca de la perfección. El club catalán se atrevió a tomar el reto.
La proeza empezó el mes de septiembre del 2014 en la fase de grupos de la Champions League. El Barcelona logro quedar como cabeza de grupo al remontar un resultado contra el actual campeón de la liga Francesa, El PSG. Durante esta fase, también venció a equipos como el Apoel (Liga de Chipre) y el Ajax (campeón de la Eredivise 13-14). Previo a esta fase, el Barca se convirtió en el verdugo de los campeones, eliminando al Manchester City, el Paris Saint-Germain y al Bayern Munich. Ofreció a los amantes del futbol, partido a partido, actuaciones soberbias sobre la cancha de fútbol, con jugadas de Lio Messi que a todos nos robaron el aliento, goles de Luis Suárez que se gritaron desde Cataluña hasta el país Charrúa y regates de Neymar que se bailaron tanto en la cancha como en Brasil. Y que decir de las chispas de magia que generaba el balón al pasar por los pies de Don Andrés Iniesta o la melodía que se escuchaba cuando el maestro Xavi dirigía con máxima elegancia su orquesta con un rumbo fijo en mente: El Olympiastadion. Fueron 27 goles y 14 asistencia la carta de presentación que el equipo culé mostró a su rival de la final, la Vecchia Signora de Turín
Parecería que el escenario de la final ya estaba predestinado a ocurrir. Daba la impresión que los patronos del fútbol estaban deseosos de ver una final histórica, pues que mejor cuento de hadas sería ver a dos indiscutibles campeones de sus ligas y copas peleando por el máximo título futbolístico del viejo continente. Que mejor manera de coronarse como rey de Europa que venciendo al rival más fuerte. Así fue como este pasado sábado 6 de junio fuimos espectadores privilegiados de una lucha de titanes de 90 minutos. Disputa que al transcurso de los primeros minutos parecía que iba a ser dominada por el Barcelona.
Tras el gol de Rakitić y el despertar del Arquitecto Pirlo, los de la Juve mostraron de que estaban hechos. Los blanquinegros ejercieron una presión desde el área de Ter Stegen hasta el arco de Gigi Buffon. Se podía observar como Il capitano desde sus tres palos aplaudía a una defensa que estuvo solida. En el medio campo sin duda el rey de reyes fue Paul Pogba, demostrando por que equipos como el Real Madrid, el Manchester United y el Barcelona están en guerra por su fichaje. Adelante, en el área chica, el encargado de apagar por momentos el brillo blaugrana fue ni más ni menos que un antiguo amigo del equipo Condal, Álvaro Morata, que con instinto goleador no desaprovechó un rebote dentro del área dirigiendo el balón justo dentro de la red, dejando a Marc Ter Stegen como un simple observador.
Los minutos después fuero eternos para los azulgranas. En esos momentos parecía más cerca Tévez o Morata de remontar el partido y abrazar la Orejona, pero el Rey Messi aprovechó una perdida en medio campo y se dirigió a toda velocidad rumbo a los guantes de Buffon, quien logró mandar el balón fuera de su área. Al menos eso pensaba Gigig. En el centro, al filo del área chica, acompañado la jugada se encontraba el nueve de nueves, Luisito Suárez. Leyó perfectamente la jugada (parece que el futuro también), pues se acomodo de tal forma que estaba listo para rematar ese rechazo de balón con dirección a la red de la Orejona, red que al vibrar con su cañonazo iba hacer resonar el grito de Goooool en Berlín y derramar lagrimas de un afición que sentía cerca el culmen de un año histórico.
Y justo cuando todos los Barcelonistas pensaban no tener más aliento, en el último minuto de tiempo agregado, apareció O Rei Ney para marcar el 3-1 y obligar al árbitro a dar por terminado esa lucha de campeones. El equipo concluyó con este capítulo del libro de éxitos blaugrana: la temporada «del segundo triplete».
Cuando en aquellos días de la temporada 2008-2009 se creía que el sueño del triplete iba a estar muy lejos de repetirse, volvió a aparecer esta plantilla de oro que tuvo sus orígenes en la era de Guardiola, pare reinventarse a sí mismos y emprender rumbo a conquistar lo inconquistable.
Con un equipo que lo ha ganado todo, no hace falta cerrar los ojos para pedir algún deseo. Solo queda ser testigos de su fútbol y todas las hazañas que aun están por conseguir, pues para el FC Barcelona siempre hay un nuevo reto que conquistar o un nuevo récord que superar. Por lo tanto no sueñes mas. Abre los ojos y contempla al campeón.