Hoy es Domingo de Ramos. Tal vez por eso hay tanto golpe de pecho. «¡Pecado! ¡El arbitraje a ayudado al Barcelona una vez más!» gritan muchos incrédulos que buscan justificar negativamente el paso de los cúles. Hay que decir, por que no parece lógico para algunos, que el problema no radica ahí. «No tiene nada que ver el Barca con la actuación del árbitro» mencionó Marcelino, entrenador del Villarreal. No hay que cegarnos por los colores. El problema radica en el arbitraje en España. ¿Cómo es posible que una y otra vez los árbitros sean protagonistas en los partidos? ¿Y por qué culpamos a los equipos en lugar de la federación? ¿Por qué permiten que se ensucié de esta manera la competición? Preguntas que nos hacemos una y otra vez y que nunca hacen eco en los oídos de los que pueden hacer algo al respecto.
Pueden unos decirme ingenua mientras gritan «villarato» o «bolas calientes y frías», por que verdaderamente creen en una mano negra que decide quien gana y quien no. Pero antes de lanzar esa piedra, recuerden que solo el que este libre de pecado puede hacerlo. Les aseguro que ninguna piedra volaría.